Marruecos

Queridos y queridas:

Hemos estado una semana en Marruecos (como todo hijo de vecino) pero lo bueno que tiene tener un blog independiente en el que nadie te paga ni te invita a nada (algo bueno tenía que tener, je, je…) es que nuestras opiniones y recomendaciones son contrastadas por nosotros mismos y sin un ápice de publicidad. Lo que nos gusta lo recomendamos lo que no, no lo mentamos. Y por supuesto, contamos con total libertad para hacer los planes que nos gustan y no los que otros han pensado para nosotros.

Hemos dividido este viaje en 3 etapas, contando que teníamos una semana, hemos aprovechado bastante el tiempo.

Desierto del Sahara (3 días / 2 noches)

Marrakech (3 días)

Essaouira (Excursión de un día)

Nuestra llegada a Marrakech fue toda una toma de contacto con Africa, todo va lento lentísimo, como si los funcionarios de la aduana fueran perezosos (el animal, quiero decir) Tras 2 horas de cola para pasar el control de pasaportes cambiamos algo de dinero y cogimos el transfer a nuestro Riad.

Esta noche nos alojamos en una suite del Riad & Spa Demeure Bois précieux. El riad es espectacular, desde el patio a cada estancia, pasando por cada precioso detalle, incluida la vajilla donde nos sirven el desayuno. La habitación es magnífica. Un pasillo con dos escritorios, biblioteca, cama y una bañera encastrada en madera en mitad de la habitación, no nos dio tiempo a usarla. Una pena. Además una ducha aparte muy ornamentada, dos lavabos separados y la toilette discretamente al fondo. Pillamos una oferta de última hora, revisadlo en Booking.com porque si tenéis la suerte de que les quede alguna suite a última hora bajarán el precio y estas habitaciones son increibles.

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Esta primera noche salimos del Riad a cenar algo rápido, nos acercamos a la Pza Jemma  Fna para cenar tajing de pollo, limón y aceitunas y cuscús de verduras en el Café Kessabine Medina. De vuelta nos vamos a la cama. (Me voy a quedar sin probar esa bañera, snif, snif…)

Una pena no tener más tiempo para poder disfrutar de este remanso de paz, pero cuando comenzamos a organizar nuestro viaje a Marruecos teníamos claro que uno de los planes ineludibles era visitar el Desierto del Sahara. Lo sabemos, es bastante inaccesible, es una paliza de viaje y existen dunas y desierto más cerca de Marrakech, pero nosotros queríamos vivir una experiencia más auténtica que el desierto de Agafay (de roca) o las superexplotadas Dunas de Erg Chebbi, y la verdad es que fue todo un acierto.

Estás dunas son parte del desierto del Sahara, un trocito de esta maravilla natural que pertenece a Marruecos. Como son de acceso más complicado no están masificadas, es más, entre campamentos hay mucha distancia, y no existe contaminación lumínica ni turística. El viaje es algo agotador, pero merece gastar algo más de tiempo y dinero para disfrutar del auténtico Sahara.

Durante el trayecto conoceremos el Atlas, el Antiatlas, el espectacular Valle del Dra o el Hollywood marroquí, pero ahí es donde reside la magia de viaje, amigos, en saber disfrutar del camino y no solo del destino. Además tendremos la oportunidad de conocer la Kasbah Ben Hou (escenario de multiples películas), un taller de cerámica, una biblioteca coránica o una de las pocas kasbahs subterráneas.

Es necesario recorrer el desierto en 4×4 (o en camello) así que lo más habitual es contratar una excursión, para nosotros mínimo dos noches y tres días, que se pueden alargar lo que uno quiera, pero ojo, si es la primera vez que os enfrentáis al desolador desierto os podéis pasar de frenada, durante las horas centrales del día el sol es abrasador y nada más puede hacer el viajero, que esperar a la tan ansiada caída del sol.

Para vivir la auténtica experiencia del desierto es ineludible levantarse para ver la salida del sol y no hay que perderse el atardecer, cuando las dunas crean un espectáculo tal de luces y sombras en las que uno se da cuenta de lo pequeños que somos, y de que la naturaleza es eminentemente femenina con tales formas sinuosas.

Nuestra primera noche en las Dunas de Erg Loudhi es genial, trabamos amistad con una familia de valencianos, bebemos té verde a la menta y charlamos sobre viajes y la vida. La cúpula celestial se cubre de estrellas en el incomparable marco de esta dunas que todavía conservan algo de vegetación.

Nuestro segundo día visitaremos M Hamid, el Oasis Sacré y finalmente alcanzaremos nuestro destino. Las impresionantes dunas de Erg Chegaga.

En el desierto durante las horas centrales del día lo único que se puede hacer es esperar la caída del sol para poder respirar un poco. La belleza de las dunas es descomunal, el atardecer y amanecer muestran todo su esplendor creando luces y sobras sobre la extensión de arena jamas imaginada. Ha resultado ser un viaje de descubrimiento interior, en otra vida fuimos beberes  (quién lo iba a decir) resulta que Gorka toca bien el tam-tam y yo parezco una experta amazona de camellos (había montado anteriormente en Egipto) Esta experiencia ha sido, sin duda, lo mejor del viaje, el silencio, las impresionantes dunas, la caída del sol…la mirada del camellero, normalmente las miradas insistentes de algunos hombres me incomodan, pero nuestro camellero me mira con la inocencia de un niño pequeño, algo tendrá que ver la luz de la hoguera, la música de los tam-tams y la cúpula estelar que todo lo recubre.

Hemos de ir a dormir. Mañana tenemos un largo viaje de vuelta a Marrakech.

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De regreso a Marrakech tomamos parte de la ruta del antiguo París- Dákar, pasamos por el lago Iriki , me recuerda al salar de Ujumi, actualmente no hay agua debido a las fechas de nuestra visita, tiene que ser impresionante verlo en invierno, con agua y miles de aves.

Tras 10 horas de viaje llegamos a Marrakech, nos hospedamos en un nuevo Riad, es el Riad Tchaikana. Lo escogimos entre otras cosas porque la decoración no sorprendió, a pesar de temer la típica forma de patio con fuente, en su decoración priman los tonos neutros  y las fotografías y arte de todo África.

Nada más entrar nos reciben dos gorriones que salen volando de la cocina por el pasillo, nos agachamos, aunque seguro que su ágil vuelo nos hubiera esquivado. El Riad Tchaikana es, como la mayoría de riads, un remanso de paz dentro de la Medina. Su acceso no es sencillo ya que se encuentra en una de las intrincadas callejuelas de la Medina, por eso sí decidís alojaros allí os recomendamos que os aprendáis bien el camino, sobretodo si vais a volver una vez que haya anochecido.

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Con el cansancio del viaje decidimos acercarnos a la Pza Jemma Fna y volver a cenar en la terraza del Café Kessabine Medina (estamos tan cansados que no podemos ni pensar) No es un gran restaurante, aunque allí hemos comido geniales tajines, pero sí tiene unos precios más que aceptables, es muy limpio y el personal amabilísimo, tanto es así que en nuestra última visita nos invitan a un té a la menta.

El primer día en Marrakech nos despierta la llamada a la oración, Gorka vuelve a conciliar el sueño pero yo no puedo, por suerte he traído ropa de deporte así que me monto mi propio gimnasio en la azotea del riad. («Pa» haberme visto)

Este día visitamos la zona antigua de Marrakech, el palacio Badí, Palacio Bahía, Koutoubia, el Zoco, Plaza Jemma Fna y Pza de las Especias.

Marrakech está de moda y hay muchísimo turismo, además es temporada alta, nada que ver con mi primera visita al país hace más de 10 años. Así que los monumentos están bastante masificados.

El segundo día en Marrakech visitamos la parte más nueva de la ciudad. Incluidos el Jardín Majorelle, que recordaba cómo un oasis en aquel sofocante viaje que realice un Agosto de 2007, el Museo YSL y el Museo Bereber. Cómo son las cosas, uno tiene un recuerdo muy grato de un sitio, en mi caso el Jardín Majorelle, y resulta que está tan masificado que la realidad no está a la altura del recuerdo.

Por el contrario el Museo YSL emociona, porque recordemos que Saint Laurent fue ante todo artista y no sólo modisto, vistió a gentes del cine y del teatro, realizó vestuario para espectáculos, se inspiró en música, viajes, culturas y literatos y como siempre digo la moda es arte, porque existe la moda y existe el estilo, y este va más allá de las prendas, este permanece y trasciende a la moda. Nunca pensé que el vestido Mondrian tuviera textura en sus telas. Parece un piqué o petite pointe. ¡Alucinante!

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El resto del día lo utilizamos para volver a la Medina paseando y llegar hasta la Madrassa Ben Youssef, actualmente está cerrada por obras, una pena, porque recuerdo que fue uno de los sitios que más me gustó en mi primera visita a la ciudad. De camino vemos tiendas de maravillosas alfombras, platerías, y demás. Aprovechamos para comer un  exquisito tajin de cordero en la terraza del Restaurante Jad Jamal.

Un buen plan para el sábado por la mañana es visitar las curtidurias de piel y el tinte de la lana, una tradición  bereber más allá de la marroquinería, entre el arte y la esclavitud. Y aquí amigos es donde uno se da cuenta, como en todos los viajes, de que nos quejamos de vicio, cuando ves a esos hombres, rodeados de uno de los peores hedores  que recuerdo (junto con el de cadáver de elefante de Sudáfrica y el del mercado de carne de Vietnam) sumergidos hasta la cintura, cargando con pesados fardos de piel. La mirada de los curtidores, el terrible hedor, la dureza del trabajo. No hay que obviar la cara más amarga de los viajes, quién está detrás de ese recuerdo que has comprado, el artesano o peón.

Ojo con aquellos que os ofrezcan llevaros a visitar las curtidurias, luego os llevarán a su comercio e intentarán venderos bolsos o prendas de piel a un precio desorbitado. Es más, pueden resultar maleducados e incluso agobiantes si no compras, en serio, sed firmes y educados, simplemente entregar unos Dirhams por la visita y no os dejéis amedrentar.

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El tercer día lo dedicamos a  visitar Essaouira, lo recordaba como un lugar liberador del asfixiante calor marrakechí de agosto, esta vez no estábamos sufriendo calor pero resultó todo un acierto hacer esta escapada. Y lo confieso aunque todo el mundo está enamorado de Marrakech mi gran amor marroquí, al menos mientras no conozca el Norte, es Essaouira, también conocida como la Perla del Atlántico.

Essaouira mola porque tiene mar, Essaouira mola porque allí sopla el viento de una manera salvaje,  y eso la convierte en una ciudad mucho más refrescante que Marrakech. Mantiene la típica disposición en forma de Medina pero en color blanco encalado, combinado con puertas y ventanas en mil tonos de azul y toques de amarillo.

Essaouira es una ciudad fortificada y marítima que ha sido ocupada por lusos, españoles, piratas, italianos y se nota en su ambiente, es una ciudad más abierta donde artistas y músicos se mezclan en sus estrechas callejuelas, además gracias a sus vientos y fuerte oleaje es meca del surf junto con su vecina Sidi Kauki, con lo que extranjeros, locales y expatriados se mezclan en un ambiente más moderno y bohemio que el de Marrakech.

Os aconsejamos que si no tenéis tiempo para pernoctar allí hagáis la excursión pronto por la mañana, podéis coger el autobús de Supratour de las 8am, sí es un madrugón, pero os aseguráis llegar allí antes de que los touroperadores suelten a sus ordas de turistas en los autobuses. Os recomendamos subir a la torre (muy similar a la de Belén en Lisboa) para haceros una idea de la ciudad fortificada y del trabajo de los pescadores. Luego pasead hasta la plaza y tomar un café (con crepe) en el Café de Don Fredo, el mejor café de Marruecos. Prometido.

Comer pescado al peso es uno de sus números puestos en la Place My Hassan y volver al bus paseando por la zona nueva del paseo.

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Y aquí acaba nuestro viaje a Marruecos, os dejamos algunos consejos y truquillos, o sea que si has llegado hasta aquí, eso que te llevas, y ¡gratis!

Nuestras direcciones en Marrakech:

Dónde dormir:

  • Riad Tchaikana
  • Riad & Spa Demeure Bois précieux

Dónde comer, cenar y/o tomar algo:

  • En la Pza de las especias: Café des épices
  • En la Pza Jemma Fna: Café kessabine Medina
  • En la Madrassa Ben Yousef: Restaurante Jad Jamal

Herboriste Avicenne en plena Pza de las Especias, perfecta para hacer fotos, el mejor marketing son la RRSS y su dueño lo sabe, te invita a fotografiarte y etiquetarle. Un hurra por él.

De compras

Para comprar cestas de mimbre lo ideal es la Plaza de las Especias, cestas y bolsos para aburrir, igual hasta se te quitan las ganas.

El Zoco, no podía faltar. Babuchas, plata, bolsos, camisetas, frutos secos, aquí todo cabe, una locura total.

Mas allá del zoco: Sí, resulta que hay compras más allá del zoco.

Warda La Mouche, ropa, calzado y complementos femeninos diferentes a los del zoco.

Max & Jan La primera concept store de Marrakech.

Bloom, bolsos y accesorios. Pza de las Especias.

Sissimorocco, Plaza de las Especias.

Además en la zona desde la Pza Jamal Fna hasta el Palais de Bahie hay tiendas de precio fijo, para los que están hartos del regateo o simplemente no les apetezca.

Consejos Viajeros:

En ocasiones el viajero se puede sentir un poco agobiado, en dos ocasiones necesitamos ayuda en la Medina para orientarnos. En estos casos no hay que perder la calma, preguntad preferiblemente la dirección a alguna mujer de mediana edad, los niños se divierten haciendo a los turistas perderse, los hombres os intentarán sacar algo. Una mujer de mediana edad es la respuesta a tus plegarias para llegar sano y salvo.

No está de más contar con una app de mapas off line.

Si algún niño os grita, persigue o incluso hace como que os va a pegar, gritad Safik! (nuestro mierda de toda la vida), suele funcionar.

Os recomendamos que si es la primera vez que viajáis a Marruecos reservéis el transfer con vuestro alojamiento, un quebradero de cabeza menos tras una cola de aduanas de impresión.

Cuando llegues al Jardín Majorelle habrá bastante cola para comprar las entradas, si os fijáis un poco antes también hay una taquilla en el Museo YSL y allí la cola es menor. Merece la pena la entrada combinada del Jardín, más Museo YSL  y el Museo Beréber, otra gran visita para ver tejidos, joyas y herramientas además de las del maestro Saint Laurent.

A la llegada haz pipí (sí he dicho pipí) antes de bajar del avión que te espera una cola en aduanas de infarto.

Como siempre mete un pañuelo grande en la maleta, para no tragar arena en el desierto, para taparte los hombros o la cabeza a la hora de entrar a determinados sitios o para darte un baño en la playa prescindiendo de toalla.

A la salida del país hay que pasar, sí o sí, por el mostrador de facturación de la aerolínea con la que voléis, aunque no vayáis a facturar. Es obligatorio el sello que allí os estampan para salir del país.

Prometo ir publicando más post con los outfits que llevé en el viaje para todos aquellos que no tenéis Instagram

As-salamu alaykum, o que la paz esté con vosotros.

Gracias por visitar este blog de moda y viajes.  

Thanx for visiting this Fashion & Travel Blog.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

21 comentarios en “Marruecos

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